Caminar por terracería, subir cerros o cruzar ríos es parte del trabajo diario del equipo de la Secretaría de Bienestar Social (SBS), que atiende a la niñez y adolescencia en áreas rurales. El trabajo social va más allá de realizar visitas domiciliarias: implica acercarse a comunidades, entender las realidades de cada familia y gestionar apoyos que pueden cambiar vidas.
“El trabajo social no es solo ayudar, es profesionalismo basado en fundamentos técnicos y científicos”, afirma Joselyn Noj, trabajadora social de la Sede Departamental de Jutiapa, quien diariamente recorre distintos puntos para identificar y atender casos de niñez y adolescencia en situación de vulnerabilidad.

Uno de los principales programas que maneja es el Subsidio Familiar, dirigido a niñas, niños y adolescentes que enfrentan condiciones críticas, como discapacidad o riesgo de desnutrición. Actualmente, gracias a la labor del equipo de trabajo de la SBS, 185 familias en Jutiapa, 149 en Jalapa y 214 en Santa Rosa reciben este apoyo, mejorando su calidad de vida.
“Nuestra labor es clave para que estos programas lleguen a quienes realmente lo necesitan. Sin la investigación social y el seguimiento que realizamos, muchas familias no podrían acceder a estos beneficios”, explica la profesional.

Cada visita implica retos distintos: algunas familias reciben con gratitud el apoyo, mientras que otras se muestran desconfiadas al principio. Sin embargo, con paciencia y empatía, el equipo de trabajo de la Sede logra generar confianza y acompañar a la niñez y adolescencia en el proceso.

Con la entrega y compromiso del equipo de la Sede Departamental de Jutiapa, la SBS continúa trabajando para fortalecer el bienestar de la niñez y adolescencia, garantizando que cada programa llegue a quienes más lo necesitan.
Texto: Carolina Hernández
Fotografías: Eduardo Mendoza